jueves, 15 de marzo de 2007

Merecemos un mayordomo

En el mundo, todos, excepto quizás los más masoquistas, desearían tener un gobierno donde todo funciona sin que se note la presencia del mayordomo, pero la mayoría (o todos) terminamos con gobiernos donde nada funciona y donde quien más se nota es justamente el payaso responsable de ello. Por suerte, para nosotros, los gobernados, existen algunas vías para reducir el riesgo de ser gobernados por payasos, pero para vergüenza nuestra no hemos sido capaces de implementarlas, probablemente por ser más payasos que el payaso de turno.

Una de la propuestas por la cual más pelee durante el período de la constituyente, sin siquiera llegar cerca de lograrlo fue la de prohibir, a todo nivel, cualquier publicidad o propaganda que contenga el nombre de un funcionario público activo. Ya es suficiente que nosotros durante cada elección elijamos a quién entregarle nuestra chequera petrolera para luego tener que chuparle las medias para que nos devuelva algo de lo que para comenzar ya era nuestro, como para también permitirle que use nuestro dinero, para echarnos el cuento sobre lo bien que lo hace como payaso de turno.

Entiendo que los medios de comunicación tienen un interés pecuniario en mantener esa publicidad oficial, pero si sólo tuviesen un poco de más visión a largo plazo, hace tiempo que se hubieren dado cuenta que sin ese tipo de publicidad todos, inclusive ellos, ganaríamos mucho más. Las leyes que regulan los medios de comunicación, deberían explícitamente prohibir la publicidad personal de los funcionarios públicos en ejercicio, por cuanto no cumple ninguna función pública y puede hacer hasta más daño que los programas basados en la violencia y la pornografía degeneradamente desbordada.

Por supuesto que en las actuales circunstancias, donde los principales violadores de este código de ética mínimo del funcionario público son los mismos medios de comunicación del Estado, que ahora parecen, además, querer buscar monopolizar la publicidad, no debemos albergar muchas esperanzas de que se logren introducir unas leyes que contengan los abusos de siempre. En tal sentido, creo que no nos queda más remedio a nosotros los electores, que aplicar ese poderoso antibiótico que se conoce como la sanción social.

En tal sentido permítame recordarle a todos los padres, madres, casados, solteros, hijos e hijas, trabajadores, subempleados, desempleados, cobradores de sueldos y no cobradores de pensiones dignas, estudiantes con futuros, estudiantes sin futuro y no estudiantes, dizque-militares y no militares, venezolanos, cubanos y extranjeros, que cada vez que oigan nombrar a un funcionario público en función por su nombre en una publicidad, que recuerden que para todos los fines prácticos ese funcionario, o está mostrándonos su (muy feo) trasero, o se está comiendo un moco… en público.

Constitución de la República Bolivariana de Venezuela

Artículo 340. La enmienda tiene por objeto la adición o modificación de uno o varios artículos de la Constitución, sin alterar su estructura fundamental.

Artículo 341. Las enmiendas a la Constitución se tramitarán en la forma siguiente:

1. La iniciativa podrá partir del quince por ciento de los ciudadanos y ciudadanas inscritas en el Registro Civil y Electoral

3. El Poder Electoral someterá a referendo las enmiendas a los treinta días siguientes a su recepción formal.

jueves, 8 de marzo de 2007

Estudiantes ¡Alerta!

Basta ver cómo unos estudiantes brillantes, aceptados después de unos muy rigurosos filtros por las mejores universidades del mundo, aplicados a sus estudios y graduados con honores, de repente no encuentran ningún trabajo que ni de cerca se corresponde con lo que aspiraban, para intuir lo muy difícil que es la educación. En Estados Unidos por ejemplo, se oye mucho del problema de los estudiantes que han incurrido en deudas para sus carreras profesionales y hoy no encuentran cómo cancelarlas… por lo que me imagino que solo es cuestión de tiempo antes que uno de esos estudiantes demande a su Alma Mater, por una oferta engañosa o por servicios mal prestados.

No es difícil alinear los incentivos para los educadores con los resultados que buscan conseguir los alumnos, pero ya en algunas partes del mundo se esta comenzando trabajar sobre conceptos tales como préstamos educativos cuya cancelación será contingente a que se obtenga un cierto nivel de ingresos e igualmente sobre el desarrollo de unos contratos de participación en el capital humano formado que permitirá un esquema mediante el cual el estudiante paga parte de su matricula con un porcentaje de los ingresos que logre obtener por encima de un cierto nivel mínimo. ¿Un contrato de esclavitud? No lo creo. El que recibe una buena educación que le trae unos buenos ingresos siempre estará mucho más feliz pagando un cierto porcentaje que quien en libertad absoluta y sin que le haya quedado un céntimo de deuda financiera, le han colocado sobre sus hombros, de por vida, el bacalao de una mala educación.

Siempre han existido personajes en nuestros gobiernos quienes han creído que educar es sencillo, un coser y cantar, hasta tal punto que hoy algunos hasta consideran que hay tiempo para además meterles una induccionadita política a los muchachos. Hoy, más que nunca, resulta importante darles un parado a esos gestores de ilusiones falsas, por lo que los jóvenes, padres, madres, hermanos y amigos deben todos estar muy pendientes ya que, en su educación, el joven esta invirtiendo su vida para ganarse su vida, lo cual no es ninguna tontería.

Muchachas y muchachos venezolanas, el mundo cada día se esta poniendo más competitivo por lo que ustedes no pueden darse el lujo de perder ni siquiera un solo segundo estudiando algo inútil o aprendiendo de alguien inútil en su profesión de maestro. A ustedes también les toca levantar su voz cuando lo que le enseñan no les parezca adecuado o cuando a su maestro le falte calidad, pues sepan que, el día de mañana, jamás conseguirán al ministro de Educación para que les responda personalmente por sus desaciertos. Por cierto, no se preocupen solo de sus propios estudios sino mantengan también el ojo bien abierto sobre cómo les va a sus compañeros, ya que en la misma medida que a ellos les vaya bien a ustedes le irá mejor.

jueves, 1 de marzo de 2007

El control de precios

Me pidieron escribir algo sobre los controles de precios en Venezuela y, como estoy seguro que le pasa a muchos de mis colegas, lo primero que se me vino a la mente fue lo del cuero seco, eso de pisar una esquina para tapar un problema y solo terminar viendo cómo se levanta otra punta, que puede ser peor.

Es necesario y obligante regular los precios que se fijan en monopolios, por ejemplo los de la distribución eléctrica, o cuando existe una emergencia nacional de carácter transitorio. De ahí en adelante, todos los esfuerzos de tal naturaleza son inútiles y quienes buscan, por ejemplo, controlar los precios de los productos de primera necesidad, simplemente lo hacen por brutos, arrogantes o ignorantes, o una mezcla de todo aquello. La tragedia es que cuando los superponeprecios entran en acción, son justamente los pobres los que más terminan sufriendo.

El precio de un producto termina siendo caro cuando la oferta es menor que la demanda, o cuando falta competencia. Un gobierno que busca incentivar la oferta; evitar que la demanda sea trastocada por políticas monetarias equivocadas; y asegurar que exista una competencia adecuada, está haciendo absolutamente todo lo que puede y debe hacer, lo demás será solo una vulgar politiquería. Que los resultados de la acción del gobierno no sean suficientes y que, por ejemplo, los pobres necesiten de subsidios o transferencias directas, eso es otro asunto que no tiene nada que ver con un control de los precios. Al oírles su "qué fácil criticar y qué difícil hacer" me permito sugerir al gobierno unos quehaceres urgentes en materia de precios.

La oferta de productos se maximizará en la medida que logremos asegurar un buen balance entre lo que le toca ofertar al sector nacional y lo que se debe conseguir por vía de las importaciones. Cuando se reciben muchos ingresos por la liquidación del petróleo hay quienes simplemente creen que esos nos permiten invertir mucho para lograr aumentar la producción nacional pero, a más ingresos petroleros que recibimos, más fuerte se hace nuestra divisa, con lo cual mas difícil se le hace a la oferta nacional competir con las importaciones, con lo cual más inversiones son necesarias para lograr esa misma oferta nacional… y aún no conocemos el resultado neto de ese tiovivo, que puede hasta ser vicioso. Lo que toca es simplemente fomentar todas aquellas actividades en que somos buenos, o por lo menos menos malos, para así lograr generar el máximo número de empleos con la menor protección/inversión necesaria. Sé que a muchos esto les sonará a herejía pero, esa siembra del petróleo, siempre me ha sonado como un sembrar en el desierto para estar preparado para el día que vengan las aguas. Lamentablemente las matas no germinan antes de estar dadas las condiciones.

Por el lado de la demanda trastocada, la primera medida, obligatoria, es la de eliminar los actuales controles cambiarios que solo ahogan, represando el exceso de bolívares. En materia de control cambiario para una pequeña economía como la nuestra más importante es controlar la entrada de los capitales.

En cuanto al asegurar que exista una suficiente competencia, ahí sí hay mucho trabajo que hacer, especialmente en materia de roscas, pero eso sí requiere de unos machos de verdad y no solo de aquellos que se las hacen de machitos, ordenando desde sus escritorios unos controles de precios o firmando unos cheques de nuestra perjudicialmente generosa chequera petrolera… y que no ocuparían esos cargos si ellos mismos fuesen expuestos a la competencia que exige competencia.